Jorge Debravo
¡Qué duro estar prensado sin remedio!
Qué duro estar prensado sin remedio
entre los muebles tristes de la pena!
Sacar de todas partes tedio y tedio
como un innumerable mar de arena...
Qué duro ir por la vida haciendo sueños
y encontrárselos todos en el suelo,
andrajosos, sin alma, pedigüeños,
como un largo telón de desconsuelo...
Y qué duro caer sobre una cama
donde nadie nos mira ni nos ama,
donde sólo la sábana se mueve!
Y qué duro pensar que no hay remedio,
que aquí y allá no brota siempre el tedio
como una nube gris que llueve y llueve!
Soneto imprevisto
Esposa, esta noche yo me he preguntado
quién eres y quién eres.
Por qué es triste tu cara como un fuego apagado
y por qué tienes llena la boca de alfileres.
Esposa, esta noche yo te he separado
como un árbol de amor de las demás mujeres
y haciendo de mi amor un caldo he bautizado
con él tus alegrías, tus gritos, tus placeres.
Y le he dicho a la muerte que no puede matarme.
Y le he dicho a la vida que no puede vencerme.
Y le he dicho a la tierra que si logra enterrarme
de donde ella me ponga tú irás a recogerme.
Y le he dicho a la nada que si logra apagarme tú,
con tus grandes besos, volverás a encenderme.
Tengo triste la boca. El cuerpo. Todo...
Tengo triste la boca. El cuerpo. Todo.
Nada cambia en la tierra sin embargo.
El lodo amarillento siempre es lodo
y el camino mas largo es el más largo.
Duele mucho encontrarse uno tan triste
y que nada comparta la tristeza...
Parece que la voz no nos existe
para escupir todo esto que nos pesa.
Uno mira la tierra y le parece
que se ha vuelto estropajo de agonía.
Que todo, hasta la vida palidece...
Sin embargo uno sabe que no existe
sino lo que ha existido día con día...
Y entonces es más triste el estar triste!
Yo quiero estar desnudo...
Yo quiero estar desnudo, Dios, mi boca
se quiere desnudar como una loca,
quitarse la palabra que le has dado.
Mi corazón, mi vida, mi costado
se quieren desnudar también de todo.
Se quieren arrancar el viejo modo
de caminar por esta tierra triste;
ser como una mujer que se desviste
a pesar del calor, del miedo y todo!
Me quiero desnudar, Señor, del miedo
de no saber por qué me duele el dedo
cuando pienso en la muerte sin motivo.
Yo quiero estar desnudo más que vivo, desnudo de rencor, de piel, de frente,
tener un corazón desnudo y rudo.
Cuando la muerte venga de repente
hallarme más desnudo que el desnudo.
Qué duro estar prensado sin remedio
entre los muebles tristes de la pena!
Sacar de todas partes tedio y tedio
como un innumerable mar de arena...
Qué duro ir por la vida haciendo sueños
y encontrárselos todos en el suelo,
andrajosos, sin alma, pedigüeños,
como un largo telón de desconsuelo...
Y qué duro caer sobre una cama
donde nadie nos mira ni nos ama,
donde sólo la sábana se mueve!
Y qué duro pensar que no hay remedio,
que aquí y allá no brota siempre el tedio
como una nube gris que llueve y llueve!
Soneto imprevisto
Esposa, esta noche yo me he preguntado
quién eres y quién eres.
Por qué es triste tu cara como un fuego apagado
y por qué tienes llena la boca de alfileres.
Esposa, esta noche yo te he separado
como un árbol de amor de las demás mujeres
y haciendo de mi amor un caldo he bautizado
con él tus alegrías, tus gritos, tus placeres.
Y le he dicho a la muerte que no puede matarme.
Y le he dicho a la vida que no puede vencerme.
Y le he dicho a la tierra que si logra enterrarme
de donde ella me ponga tú irás a recogerme.
Y le he dicho a la nada que si logra apagarme tú,
con tus grandes besos, volverás a encenderme.
Tengo triste la boca. El cuerpo. Todo...
Tengo triste la boca. El cuerpo. Todo.
Nada cambia en la tierra sin embargo.
El lodo amarillento siempre es lodo
y el camino mas largo es el más largo.
Duele mucho encontrarse uno tan triste
y que nada comparta la tristeza...
Parece que la voz no nos existe
para escupir todo esto que nos pesa.
Uno mira la tierra y le parece
que se ha vuelto estropajo de agonía.
Que todo, hasta la vida palidece...
Sin embargo uno sabe que no existe
sino lo que ha existido día con día...
Y entonces es más triste el estar triste!
Yo quiero estar desnudo...
Yo quiero estar desnudo, Dios, mi boca
se quiere desnudar como una loca,
quitarse la palabra que le has dado.
Mi corazón, mi vida, mi costado
se quieren desnudar también de todo.
Se quieren arrancar el viejo modo
de caminar por esta tierra triste;
ser como una mujer que se desviste
a pesar del calor, del miedo y todo!
Me quiero desnudar, Señor, del miedo
de no saber por qué me duele el dedo
cuando pienso en la muerte sin motivo.
Yo quiero estar desnudo más que vivo, desnudo de rencor, de piel, de frente,
tener un corazón desnudo y rudo.
Cuando la muerte venga de repente
hallarme más desnudo que el desnudo.
Frase de la película Revolver
"Hay algo acerca de ti que tú no sabes. Algo que negarás aunque exista,
hasta que sea demasiado tarde para hacer algo. Es la única razón por la que te
levantas por la mañana, la única razón por la que sufres a ese jefe de mierda,
la sangre, el sudor y las lágrimas. Es porque quieres que la gente sepa lo bueno,
atractivo, generoso, gracioso, salvaje e inteligente que eres realmente. "Témeme o reverénciame, pero por favor piensa que soy especial". Compartimos una adicción.
Somos adictos a la aprobación. Estamos en esto por la palmada en la espalda y el
reloj de oro. El "hip, hip, hurra". Mira al chico brillante con la placa, puliendo su trofeo.
Brilla tú, diamante loco. Porque somos monos envueltos en trajes suplicando por la aprobación de otros. Si lo supiéramos, no lo haríamos."
Bruce Lee - Citas
- No te establezcas en una forma, adáptala y construye la tuya propia, y déjala crecer, sé como el agua. Vacía tu mente, se amorfo, moldeable, como el agua. Si pones agua en una taza se convierte en la taza. Si pones agua en una botella se convierte en la botella. Si la pones en una tetera se convierte en la tetera. El agua puede fluir o puede chocar. Sé agua amigo mío
- No tener ningún camino como camino, no tener ninguna limitación como limitación
- En el caos busca la simplicidad y en la discordia la armonía
- El hombre, la criatura viva, el individuo que crea, es siempre más importante que cualquier estilo o sistema establecido
- Si digo que soy bueno...alardeo. Y si digo que no soy bueno... entonces sabrías que estoy mintiendo
- Investiga en tus propias experiencias, para llegar a entender qué funciona para ti
Blas de Otero
Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre...
Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.
Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.
Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.
¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.
Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.
Ímpetu
Mas no todo ha de ser ruina y vacío.
No todo desescombro ni deshielo.
Encima de este hombro llevo el cielo,
y encima de este otro, un ancho río
de entusiasmo. Y, en medio, el cuerpo mío,
árbol de luz gritando desde el suelo.
Y, entre raíz mortal, fronda de anhelo,
mi corazón en pie, rayo sombrío.
Sólo el ansia me vence. Pero avanzo
sin dudar, sobre abismos infinitos,
con la mano tendida: si no alcanzo
con la mano, ¡ya alcanzaré con gritos!
y sigo, siempre, en pie, y así, me lanzo
al mar, desde una fronda de apetitos.
Juicio final
Yo, pecador, artista del pecado,
comido por el ansia hasta los tuétanos,
yo, tropel de esperanza y de fracasos,
estatua del dolor, firma del viento.
Yo, pecador, en fin, desesperado
de sombras y de sueños: me confieso
que soy un hombre en situación de hablaros
de la vida. Pequé. No me arrepiento.
Nací para narrar con estos labios
que barrerá la muerte un día de éstos,
espléndidas caídas en picado
del bello avión aquel de carne y hueso.
Alas arriba disparó los brazos,
alardeando de tan alto invento;
plumas de níquel. Escribid despacio.
Helas aquí, hincadas en el suelo.
Este es mi sitio. Mi terreno. Campo
de aterrizaje de mis ansias. Cielo
al revés. Es mi sitio y no lo cambio
por ninguno. Caí. No me arrepiento.
Ímpetus nuevos nacerán, más altos.
Llegaré por mis pies -¿para qué os quiero?-
a la patria del hombre: al cielo raso
de sombras ésas y de sueños ésos.
Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.
Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.
Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.
¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.
Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.
Ímpetu
Mas no todo ha de ser ruina y vacío.
No todo desescombro ni deshielo.
Encima de este hombro llevo el cielo,
y encima de este otro, un ancho río
de entusiasmo. Y, en medio, el cuerpo mío,
árbol de luz gritando desde el suelo.
Y, entre raíz mortal, fronda de anhelo,
mi corazón en pie, rayo sombrío.
Sólo el ansia me vence. Pero avanzo
sin dudar, sobre abismos infinitos,
con la mano tendida: si no alcanzo
con la mano, ¡ya alcanzaré con gritos!
y sigo, siempre, en pie, y así, me lanzo
al mar, desde una fronda de apetitos.
Juicio final
Yo, pecador, artista del pecado,
comido por el ansia hasta los tuétanos,
yo, tropel de esperanza y de fracasos,
estatua del dolor, firma del viento.
Yo, pecador, en fin, desesperado
de sombras y de sueños: me confieso
que soy un hombre en situación de hablaros
de la vida. Pequé. No me arrepiento.
Nací para narrar con estos labios
que barrerá la muerte un día de éstos,
espléndidas caídas en picado
del bello avión aquel de carne y hueso.
Alas arriba disparó los brazos,
alardeando de tan alto invento;
plumas de níquel. Escribid despacio.
Helas aquí, hincadas en el suelo.
Este es mi sitio. Mi terreno. Campo
de aterrizaje de mis ansias. Cielo
al revés. Es mi sitio y no lo cambio
por ninguno. Caí. No me arrepiento.
Ímpetus nuevos nacerán, más altos.
Llegaré por mis pies -¿para qué os quiero?-
a la patria del hombre: al cielo raso
de sombras ésas y de sueños ésos.
Horacio Ferrer
Libertango
Bocha
Vamos, Bocha viejo, tan querido,
te lo había prometido
y aquí estoy, ¿cómo te va?
Sé que de silencio estás vestido,
pero el alma de un amigo
se oye clara por igual.
Qué de cosas nuevas que sabrás,
los misterios que has entrado a ver:
debe ser hermoso, en serio,
sospechar la eternidad,
sin cuerpo y sin edad.
Bocha, vos que tanto me decías
que al morir todo termina,
de otro modo pensarás.
¿Viste?, hay que tener filosofía,
si el dolor de cada día
nos insiste en que no estás.
Mis ojos se preguntan
por qué no te ven más,
y siento que se inundan;
yo no, ¿por qué llorar?
Yo no, porque me digo,
no sé si bien o mal,
que mientras yo esté vivo,
conmigo vivirás.
Y ¡qué le vas a hacer!
Es duro pero es cierto:
yo también un poco he muerto,
vamos, Bocha, no aflojés.
Siempre, en el café pido dos copas,
y al beber la tuya, Bocha,
por mi boca conversás.
Y, otra vez, me hablás de fantasías,
de las pibas, de la guita
que ya no necesitás.
Porque ahora sos un sabio y yo
por tu ser palpito a Dios, y ayer
alguien dijo que estoy loco,
que hablo solo, y lo miré
¡sabés con qué piedad!
Sé que hay que dejarse de macanas,
que vivir de la nostalgia
no es posible, ¿para qué?
Vamos, Bocha viejo, que en la vida
nunca hay última partida
cuando el lazo aprieta bien.
Mis ojos se preguntan
por qué no te ven más,
y siento que se inundan;
yo no, ¿por qué llorar?
Yo no, porque me digo,
no sé si bien o mal,
que mientras yo esté vivo,
conmigo vivirás.
Y ¡qué le vas a hacer!,
es duro, pero es cierto:
yo también un poco he muerto,
vamos, Bocha, no aflojés.
Vení, varón:
Quiero la dulce tempestad
de niño triste que tenés.
Quiero tu sed, tu rebelión,
tu plenitud de par en par.
Julio Cortázar - Una carta de amor
Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo,
como un perro que pasa, una colina,
esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,
todo eso es tan poco,
yo lo quiero de vos porque te quiero.
Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,
y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de la libertad.
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo,
como un perro que pasa, una colina,
esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,
todo eso es tan poco,
yo lo quiero de vos porque te quiero.
Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,
y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de la libertad.
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