DERECHO A ROCE
Si algún día perdiese el privilegio
de ocupar el rincón de tus sueños
y el aliento escondido de tu cuerpo,
si me relegas al papel de amigo
querría que aceptaras unos puntos
para dulcificar ese despido
a modo de indemnización amable.
Si me defenestraras como amante
quisiera conservar ciertos derechos
sin yugos ni cadenas, sin argollas,
como el de, por ejemplo,
quedar para una charla
sin entrar a violar intimidades.
Algunas noche tibia, en primavera,
podríamos cenar e irnos de copas,
echar un bailecito, como amigos,
y cogernos las manos fríamente
sólo por exigencias de la música.
O cogernos las manos, si se tercia,
al cerrar nuestro encuentro, cerca el alba,
con un abrazo ciego, en homenaje
a la pasión perdida.
Ya sabes que tendrías un apoyo
y que te ofreceré encantado el hombro
si algún día te vieras deprimida
para que llores cuanto te parezca.
Sería deseable, con tu venia,
en cada despedida, como amigos,
acoplar nuestros labios un momento
sin prisa y, por supuesto, sin deseo.
Si algún día te aburres
podríamos subir una montaña,
ir al cine, al teatro,
hacer manitas, siempre como amigos,
palparnos las caderas como ahora,
chuparnos las orejas,
y yo despertaría
la rosa titilante entre tus muslos
con besos en tus párpados mojados.
Aunque vivas tu vida
y nuestros mundos sean muy distintos,
cualquier día futuro, si quisieras
con la misma ternura y entusiasmo
con que ahora como amante te penetro
- cuesta tanto alcanzar la confianza
entre dos corazones -
podría penetrarte, como amigo.
y el aliento escondido de tu cuerpo,
si me relegas al papel de amigo
querría que aceptaras unos puntos
para dulcificar ese despido
a modo de indemnización amable.
Si me defenestraras como amante
quisiera conservar ciertos derechos
sin yugos ni cadenas, sin argollas,
como el de, por ejemplo,
quedar para una charla
sin entrar a violar intimidades.
Algunas noche tibia, en primavera,
podríamos cenar e irnos de copas,
echar un bailecito, como amigos,
y cogernos las manos fríamente
sólo por exigencias de la música.
O cogernos las manos, si se tercia,
al cerrar nuestro encuentro, cerca el alba,
con un abrazo ciego, en homenaje
a la pasión perdida.
Ya sabes que tendrías un apoyo
y que te ofreceré encantado el hombro
si algún día te vieras deprimida
para que llores cuanto te parezca.
Sería deseable, con tu venia,
en cada despedida, como amigos,
acoplar nuestros labios un momento
sin prisa y, por supuesto, sin deseo.
Si algún día te aburres
podríamos subir una montaña,
ir al cine, al teatro,
hacer manitas, siempre como amigos,
palparnos las caderas como ahora,
chuparnos las orejas,
y yo despertaría
la rosa titilante entre tus muslos
con besos en tus párpados mojados.
Aunque vivas tu vida
y nuestros mundos sean muy distintos,
cualquier día futuro, si quisieras
con la misma ternura y entusiasmo
con que ahora como amante te penetro
- cuesta tanto alcanzar la confianza
entre dos corazones -
podría penetrarte, como amigo.
Qué pena, de verdad, no poder invitarte
a tomar café como dos viejos amigos
en un bar concurrido, a plena luz del día,
por no darle motivos de celos a tu esposo.
Hubo un tiempo en que virgen astuta lo esquivabas
para venir a hincarme los dientes en el cuello
y a atesorar tus sueños en mi abrazo indeciso.
Por mi parte no quiero sepultar entre escombros
como remordimientos los besos que me diste,
el olor de tu vulva mojada en mi bigote,
el gemido venéreo en tu boca entreabierta
cuando te masturbaba sin apartar la tela.
Te empujé hacia las rocas y te amé entre la espuma,
recorrí con la lengua los pezones abruptos
que la sal comprimía en tus pechos de niña.
En una sola mano me cabía tu culo.
Tu vientre era tan duro como la teca cóncava.
Pero ahora no quiero revivir aquel sueño,
que ya me acostumbré a tu desamor.
sólo quiero un café, que me cuentes tu vida,
si estás embarazada, si acabaste Turismo,
y ver si vas de rubia o pelirroja
o has vuelto al bronce exacto
de tus catorce años.
Aún sueño contigo,
porque supiste arder sin extinguirte
mientras me devorabas hasta el vicio.
Nunca te penetré,
pero cuanto follamos, amor mío.
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