Balón de Oro para Óliver Iniesta



Este año el Balón de Oro está más reñido que en anteriores ediciones. Los tres finalistas han hecho méritos suficientes para que cualquiera de ellos sea justo vencedor. Messi marcó 50 goles en Liga y está a punto de batir el récord de Müller. Cristiano no consiguió la bota de oro, pero llegó hasta los 46 tantos, con los cuales ayudó de manera determinante al Madrid para conseguir su título de Liga. E Iniesta, un mago del balón que condujo a la selección española a ganar la Eurocopa y obtuvo el MVP de la competición. Aún siendo un año tan igualado y con las opciones tan parejas, quiero jugármela y expresar en mi humilde y, por sobre todas las cosas, subjetiva opinión quién debe ser el justo galardonado.
Este verano, dio la vuelta al mundo la increíble instantánea en la que Iniesta, enfundado con la camiseta de la selección, se encontraba asediado por cinco jugadores italianos. Este momento se llegó a comparar  con aquella otra imagen en la que Oliver Atom era rodeado por otros tantos futbolistas del Mambo F.C.
Campeones: Oliver y Benji, junto con un sinfín de series de televisión más, marcó mi infancia. Se trataba de futbolistas con movimientos y piruetas más propias de karatekas. Golpeos que atravesaban redes, regates imposibles y paradas más propias de un superhéroe de Marvel. Fui influenciado inconscientemente por este entretenido manga que tantos buenos ratos me hizo pasar. Espero que entiendan porque valoro tanto esta comparación. Si alguien tiene calidad suficiente para ser equiparado a Oliver merece ser evaluado de forma distinta.
Dejando brotar mi alma de niño tengo que decir que a día de hoy quien se merece este premio es Óliver Iniesta. De Romario, Valdano llegó a decir que era un jugador de dibujos animados, pero el Genio de Fuentealbilla va más lejos, es el puto Oliver Atom, es un prestidigitador del balón, un mago que encierra el esférico en un campo gravitatorio delimitado por sus pies. Es el jugador con más técnica de la actualidad que pierde vistosidad por jugar en el rondo del Barça. Es un jugador sublime empequeñecido desde Barcelona por la dictadura del “todos para Messi”. Si recalara en cualquier otro equipo, este alegato no sería necesario porque sabríamos con toda seguridad que el Balón de Oro recaería en él.

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