Consecuencias de esta crisis



La cosa anda mu’ malita. La crisis continúa poniendo las cosas difíciles al personal y desde el gobierno continúan haciendo recortes y repitiendo que en 2014 todo irá mejor. ¡2014! ¡Cómo si estuviera a la vuelta de la esquina! ¡Más de un año de espera hasta que la situación revierta!
Cada mañana nos despertamos con nuevas medidas, un impuesto más, una ayuda menos, etc. La última buena nueva con la que nos sorprenden es la de recortar las pensiones. Hilando un pelín más fino y sin ánimo de adormecer al lector, he de aclarar que en realidad la medida consiste en que las pensiones no cobrarán la desviación de la inflación de 2012, lo que supondrá una pérdida de poder adquisitivo.
Cada iniciativa que toma el ejecutivo provoca una avalancha de manifestaciones y de quejas del entorno afectado. Dejando volar mi imaginación, a veces fatalista y truculenta, he fantaseado algunas maneras de protesta y a la vez de ingreso de estos entrañables jubilados.
La edad hace desaparecer la vergüenza y el pudor y témome que se decidan a protagonizar uno de esos calendarios picarones que tanto se estilan por estas fechas. Me refiero a esos en los que el respetable decide despojarse de sus ropajes y enseñar sus carnes traviesas.
Siempre he sido muy amante de los clásicos y prefiero, en cuestión de nudismo de agenda, aquellos con mujeronas anónimas que dejaban sus gracias al fresco, aquellos que colgaban en talleres y camiones, aquellos cuyos meses duraban más de treinta días, dependiendo del desgate visual soportado por la muchacha.
Por desgracia, no me pregunten ni el porqué ni el cómo, llegó un momento loco de la historia en el que dimos el salto desde ese modelo de calendario casi clandestino al cúmulo de ellos en el que señoritas y mozos amateurs, independientemente de su profesión, edad o sexo exhiben sus cuerpos desnudos con desparpajo y osadía. En su mayoría suelen ser benéficos y, aunque la fórmula puede producir notables resultados, pienso que el fin no justifica los medios. Nadie en su sano juicio desea ver a su abuela con el bolamen al descubierto con un bastón y el banco del parque de atrezo. Todo tiene un límite, no puede ser que cualquier medianía se crea que puede ser portada de Interviu sólo porque no tenga reparos en posar como Dios le trajo al mundo.
Este periodo de crisis se esta alargando en demasía y barrunto que, si el panorama no mejora, tendré que enseñar mis miserias juguetonas y desear que mis lorzas de enero no delaten los turrones de diciembre. Y, por supuesto, esperar que alguna afamada revista contrate mis exhibicionistas servicios.

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